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Minerales: Insumos esenciales para la Transición Energética

La fabricación masiva de paneles solares, turbinas eólicas y baterías determinarán la oferta y la demanda futura de minerales críticos como el cobre, el aluminio, el cromo, el manganeso, el molibdeno y níquel.

Un futuro con cero emisiones de carbono no será posible sin el uso intensivo de diversos minerales.

Esto se debe a que las actuales tecnologías verdes como las plantas fotovoltaicas, los parques eólicos, los vehículos eléctricos o los sistemas de almacenamiento requieren más minerales para su construcción que los combustibles fósiles.

Para ponerlo en contexto, un automóvil eléctrico requiere seis veces más recursos minerales que uno convencional, mientras que una planta eólica requiere nueve veces este tipo de insumos inorgánicos que una planta de gas.

En un escenario presente y futuro donde los costos y precios de las Energías Renovables continuarán descendiendo rápidamente, sumado a los crecientes compromisos climáticos para reducir las emisiones de carbono alrededor del mundo, se espera que el aumento en la demanda de ciertos minerales se mantenga hasta el 2050.

De esta forma, la fabricación masiva de paneles solares, turbinas eólicas y baterías determinarán la oferta y la demanda futura de minerales críticos como el cobre, el aluminio, el cromo, el manganeso, el molibdeno y níquel.

Según el reciente reporte especial “Minerales en la Transición de Energías Limpias” elaborado por la Agencia Internacional de Energía (IEA), durante las siguientes dos décadas, la demanda total para minerales como el cobre aumentará 40 por ciento, para níquel y cobalto entre 60-70 por ciento, y casi 90 por ciento para el litio.

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No obstante, la demanda de los minerales variará según la tecnología. El litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito fluctuarán dependiendo del crecimiento y la innovación del mercado de las baterías, pues estos insumos dan más rendimiento y longevidad a la energía almacenada.

Los minerales exóticos serán más demandados para los imanes utilizados en las turbinas eólicas o vehículos eléctricos, mientras que las redes eléctricas continuarán necesitando grandes cantidades de cobre y aluminio.

Para el caso de los paneles solares, el uso de minerales será aún mas intensivo, tanto por su naturaleza tecnológica, como por su capacidad de penetración en los mercados mundiales.

Las tecnologías fotovoltaicas se componen principalmente de aluminio, cobre y plata. Si actualmente los grandes proyectos fotovoltaicos pueden ocupar extensiones de más de 50 km², el uso de estos minerales crecerá exponencialmente en los siguientes años.

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Incluso, la IEA establece que solo la energía fotovoltaica será responsable del 87 por ciento del aumento de la demanda de aluminio para el segmento de las energías renovables, al tiempo que la energía solar y eólica serán responsables de aumentar la demanda de cobre en 11 por ciento. Esto se traduce en el abastecimiento de 160 millones de toneladas de aluminio y 20 millones de toneladas de cobre hacia 2050.

Esta situación traerá beneficios a lo largo de toda la cadena de suministro de las Energías Renovables, no solo para las empresas mineras.

Por un lado, el mundo se beneficiará con la reducción de los riesgos climáticos al limitar las emisiones globales de carbono. Por otro, el crecimiento de nuevas industrias verdes ayudará a la reactivación económica mundial, mientras que países en desarrollo ricos en recursos minerales podrán convertirse en actores clave de la Transición Energética.

Si tomamos en cuenta que la producción de la mayoría de los minerales de la revolución renovable está geográficamente más concentrada que el petróleo o el gas natural —Australia, China y la República Democrática del Congo que controlan más de tres cuartas partes de la producción mundial de litio, metales raros y cobalto, por ejemplo— las oportunidades para los países que tienen acceso a estos minerales son inmensas.

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Este es precisamente el caso de México, un importante país minero que se ubica entre los diez principales productores de los 15 minerales más utilizados en el mundo, como la plata, el molibdeno, el plomo, el zinc, el oro, el cobre, y muy recientemente el litio.

Para aprovechar esta oportunidad, será necesario entender que la era de los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo ha llegado a su fin, y que ahora existen nuevos insumos minerales que serán los catalizadores de la Transición Energética renovable global.

En este sentido, las políticas públicas e inversiones en el sector minero deberán enfocarse de pasar de la extracción, hacia el procesamiento y creación de valor en toda la cadena de suministro de las energías renovables.

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